POR EL DESARROLLO SOSTENIBLE DE NUESTRAS TIERRAS MARGINADAS

Hemos nacido para no resignarnos. Nuestras tierras de la Celtiberia y de la España Rural Interior (ERI) se despueblan, envejecen, avistan la muerte... Pero nosotros hemos heredado el espíritu numantino y queremos combatir contra todos esos males. Desde que nuestros antepasados celtíberos cayeron contra Roma se han sucedido una serie de poderes sobre este inmenso territorio ahora despoblado (situación extensible a toda la ERI); todos aportaron y sembraron, saquearon y pasaron... Pero desde mediados del siglo XX luchamos contra un enemigo mayor: el olvido. Con el franquismo desarrollista y ahora con la pseudodemocracia de la Transición, las administraciones provinciales, autonómicas y estatales han dejado de lado esta "ultraperiferia interior" que apenas aporta votos.

Sin embargo no estamos del todo perdidos. La solución no vendrá de esa "casta" política y administrativa, sino del empuje de una ciudadanía concienciada. Podemos cambiar ese rumbo que ahora parece inexorable hacia el abismo de la nada.

martes, 8 de diciembre de 2015

MUNDO RURAL: RADIOGRAFÍA DE UNA MUERTE ANUNCIADA

Recopilamos aquí los artículos de nuestros compañeros de Podemos Celtiberia. Todos son mapeos de una situación agónica para la que se apuntan también las soluciones según el argumentario que podéis seguir en este blog.





Un Mundo Rural Vivo para un futuro de Equilibrio.


Tribuna de Opinión. Diario La Rioja.  27.12.2015

El Mundo Rural riojano tiene futuro, pero para revertir el proceso actuar hay que tomar medidas estructurales y cambios de modelo productivo que lo equiparen en calidad de vida y en derechos y oportunidades al mundo urbano.

La situación del Mundo Rural de La Rioja es similar a la de la España Rural Interior, en que nuestra región se encuentra inserta. Con graves problemas de despoblación, de oportunidades y servicios, el Mundo Rural riojano agoniza perdiendo población año tras año sin que el Partido Popular –en el gobierno regional desde hace ya más de 20 años- haya puesto en marcha medidas encaminadas a revertir la situación actual. Todo lo contrario, ha utilizado nuestros pueblos como feudos y las herramientas económicas procedentes de fondos europeos como la PAC o el programa LEADER para comprar voluntades políticas creando una red clientelar, a base de frontones y piscinas, con la que intentar perpetuarse en el poder, al tiempo que concentrar espacios y explotaciones en manos de cada vez menos propietarios.

El Mundo Rural riojano tiene futuro, pero para revertir el proceso actual hay que tomar medidas estructurales y cambios de modelo productivo que lo conviertan en un espacio en el que la calidad de vida y la igualdad de derechos y oportunidades con respecto al mundo urbano sean semejantes.

Debe acabarse con políticas cortoplacistas que se han demostrado inoperantes y generar de inmediato un tejido de servicios básicos para los pobladores rurales, presentes y futuros, con medidas urgentes como asegurar el acceso a las tecnologías de comunicación exigiendo a las operadoras dotar de cobertura a nuestros pueblos, no sólo para hacer posibles iniciativas empresariales, de autoempleo o teletrabajo, sino para normalizar las posibilidades de relación de las gentes del Mundo Rural en un mundo globalizado.

Hay que asegurar el bienestar de nuestros mayores mediante una asistencia suficiente y la creación de Residencias insertas en el propio Mundo Rural evitando que deban abandonar su entorno con el desarraigo que supone en el ciclo final de la vida. La Residencia de Torrecilla en Cameros es una promesa largamente incumplida por el gobierno del Partido Popular e imprescindible para comenzar la normalización de la situación de nuestros Cameros.

Los recortes en los servicios a las personas dependientes generan una situación de extrema gravedad; este derecho debe de dotarse adecuadamente para proporcionar una atención suficiente y promover que muchos de estos servicios puedan prestarse por los mismos habitantes de los pueblos. Asimismo, el derecho a la salud implica que se implemente un sistema itinerante de servicios médicos especializados como pediatría o geriatría descargando de la prestación de servicios solidarios a familiares y vecinos que se ven obligados a transportar a los enfermos a los centros de referencia.

En nuestros pueblos, especialmente en los de media y alta montaña, deben mantenerse las escuelas rurales y procurar la estabilidad en el puesto de los maestros rurales evitando que cambien de ubicación prácticamente cada año de forma que se genere estabilidad educativa y social.

Y para que estas medidas, y otras, de carácter estructural sean efectivas, es necesario un cambio de modelo productivo y normativo basado en la agroganadería ecológica, el turismo rural sostenible en el que las ayudas estén ligadas a habitar en los pueblos, facilitar las normas higiénico sanitarias para fomentar, sin detrimento de las garantías para los consumidores, los proyectos de transformación en origen de productos agroalimentarios, impulsar el consumo de productos locales, etc.

Debe impulsarse un nuevo modelo energético basado en energías renovables, en el autoabastecimiento (como por ejemplo para las comunidades de regantes) mediante el aprovechamiento sostenible de los recursos energéticos del Mundo Rural.
A nivel medioambiental, debe reconocerse de forma efectiva –y económica- el servicio que el campo presta a las ciudades como proveedor del agua, como espacio en el que se limpian los cielos contaminados gracias al mantenimiento de la masa forestal, o como lugar de esparcimiento y relax para los pobladores urbanos.

En 2007 y con el PSOE en el gobierno de la nación, vio la luz la Ley de Desarrollo Sostenible del Mundo Rural, pero los socialistas no tuvieron voluntad de aplicarla siendo una base suficiente para iniciar un proceso de revitalización del Mundo Rural. Su aplicación debería ser el primer paso.

Pero nada de esto, y muchos otros elementos imposibles de desarrollar en estas breves líneas, son posibles sin que los gobiernos locales (ayuntamientos), las comarcas y mancomunidades tengan la capacidad suficiente para gestionar sus propios recursos y abordar sus problemas.

La Ley Montoro de 2013 (Ley de Sostenibilidad y Racionalización de la Administración Local) supone una agresión a la autonomía de los ayuntamientos -amparada y promovida por la Constitución del 78-, impidiéndoles una adecuada prestación de servicios y sometiéndolos a la dependencia económica (y por tanto política) de los poderes supramunicipales.

Y si ya la situación es ya grave, los pequeños ayuntamientos podrían desaparecer si se llevara a cabo la propuesta del partido Ciudadanos de eliminar o fusionar los ayuntamientos de municipios menores de 5.000 habitantes.

No habrá un futuro de equilibrio social o económico sin un Mundo Rural Vivo y es urgente que cambiemos las políticas y a los políticos que lo han llevado a la situación actual.

                                                                                         Miguel Reinares
                        Coordinador del Área de Mundo Rural de Podemos La Rioja

                            


                              La cuestión rural  
                           El Periódico de Aragón. 14.11.2015

Ha llegado la hora de abordar la cuestión rural, que es también saldar una deuda con nuestros orígenes abandonados. Fuimos un país rural hasta que con el Plan de Estabilización (1959) el franquismo decidió desquitarse de la autarquía y desbocar el caballo desarrollista para beneficio de unos (los urbanitas Polos de Promoción y Desarrollo) y sacrificio de otros (los pueblos que cedieron con sus jóvenes su futuro). La industrialización galopante se hizo a costa de vaciar los recursos rurales, humanos sobre todo, llegándose a construir un imaginario peyorativo -el paleto, el pueblerino- que alcanza hasta hoy. El régimen del 78 no estuvo a la altura, continuando esas políticas y agrandando la brecha entre el campo y la ciudad.

Hoy el Mundo Rural agoniza, la despoblación y el envejecimiento son los síntomas más acuciantes, en su costado más vulnerable, la España Rural Interior, aunque esto es extensible en nuestro país a casi todo el medio rural. Las tierras donde se ubicaba la antigua Celtiberia tienen, de hecho, menos densidad demográfica que Laponia: 7 habitantes por km2. No es una situación inexorable, es reversible si actuamos con urgencia: el problema tiene origen sociopolítico y también política es la solución. Estamos todavía a punto de cambiar esa inercia, si bien necesitamos toda la voluntad política y todos los instrumentos para conseguirlo. Disponemos ya de un magnífico marco jurídico aprobado y no aplicado (la Ley 45/2007, de 13 de diciembre, para el Desarrollo Sostenible del Medio Rural, complementada con el Real Decreto 752/2010, de 4 de junio). Allí está el diagnóstico, allí se apela a atajar estos males desde las comarcas, un marco territorial mucho más próximo y natural que evita los neocentralismos provinciales y autonómicos; desde esa proximidad se pueden acometer con éxito las urgentes y necesarias medidas que la citada ley sugiere y que están siendo completadas desde muchos foros ciudadanos concienciados del medio rural.

El mundo rural ha cambiado mucho desde el arquetipo desarrollista de Paco Martínez Soria. El sector agropecuario sigue teniendo peso económico, pero sus habitantes desempeñan ocupaciones transversales en varios sectores; es un ámbito heterogéneo, holístico, rico y todavía con gente joven que apuesta por buscar aquí un sustento y una calidad de vida que el Estado se resiste a otorgarles (pagan los mismos impuestos pero no gozan del mismo nivel de servicios). Allí está la despensa y el pulmón del país, las reservas hídricas y el ocio vacacional de muchos urbanitas, pero los transportes pasan a velocidad del AVE y las líneas de Alta Tensión a la de la luz sin dejar un euro compensatorio, los ambulatorios escasean y las ambulancias llegan tarde, como los escolares que tienen que hacer kilometradas para cumplir con su derecho a la educación. Sobre el olvido de nuestras administraciones se superponen los desaguisados y amenazas del imperio neoliberal europeo y mundial. La Política Agraria Comunitaria ha propiciado, sobre todo en la España Rural Interior, un neocaciquismo de grandes propietarios que acaparan tierra en vacíos poblacionales, por no hablar de las amenazas de los voraces procesos de globalización que incrementaría un apocalíptico TTIP en este ámbito: transgénicos, fracking, explotación de las hidroeléctricas, bancos de tierras para las multinacionales, etc.

La solución pasa sobre el papel por una confluencia de acciones de gobierno con el empoderamiento de la ciudadanía rural. Esa acción conjunta y solidaria blindaría la soberanía del mundo rural frente a intereses espurios, nacionales e internacionales. Por eso es tan importante la batalla de la soberanía alimentaria, auténtica barricada frente a las apetencias de las transnacionales de la alimentación, por eso hay que apostar por la agricultura y ganadería ecológicas o los productos de proximidad, por eso hay que salvaguardar todos los ayuntamientos, por pequeños que sean, y fomentar los concejos libres. Sobre esa base democrática se edificará un nuevo mundo rural más libre y avanzado. Pero eso es la teoría, porque al día de hoy los partidos políticos del régimen ya han demostrado su ignorancia, desprecio u olvido (el PSOE aprobó la oportunísima ley del 2007 para luego meterla en un cajón), Ciudadanos, haciendo honor a su nombre, apenas se preocupa del medio rural y, cuando lo hace, es para destrozarlo aún más con propuestas como la supresión de los pequeños municipios. Todos ellos, con distintos matices, se sitúan en una lógica neoliberal que ha hundido al campo y a los pueblos y lo seguirá haciendo. IU no sobrevuela las buenas intenciones, solamente Podemos ha colocado la cuestión rural en el centro del tablero, reconociendo la situación agónica, rescatando la citada ley del 2007, asumiendo sus medidas corregidas y aumentadas. Todas estas iniciativas de rescate rural se plantean a través de activos círculos rurales -el 14N se reúnen en Molina de Aragón, posiblemente la comarca más despoblada de Europa, en unas jornadas que cerrarán Errejón y Echenique- y del Consejo Rural Estatal, compuesto por representantes autonómicos y miembros de los círculos sectoriales.

Ahora tenemos la ventaja de que los problemas están sobre el tapete; hay estudios e iniciativas ciudadanas que han elaborado muchas medidas concretas y cuantificadas para solventar la problemática rural, incluso se han hecho estimaciones presupuestarias de cuánto costaría aplicar las medidas de la citada ley del 2007 y el R.D. que la desarrolla; es bastante menos de lo que les hemos prestado a los bancos a fondo perdido. Es cuestión de apostar ahora por los ciudadanos de un mundo rural en los estertores. Si, como auguran las encuestas, las fuerzas del cambio altersistémico quedan relegadas, la negra nube del olvido volverá a cubrir nuestros campos y los buitres sin alma de la globalización afilarán los dientes… Entonces habrá que volver a las trincheras con el consuelo de que, al menos ahora, los diagnósticos y las soluciones ya están en el aire.

                                                                                                       Hernán Ruiz. Escritor  




                Rural: diagnóstico de un desastre.                                  El Periódico de Aragón. 27.10.2015

Admitimos el término rural en contraposición de urbano, y como los urbanitas somos mayoría, lo asociamos con el lugar de donde viene la leche, los pollos… la comida. De esta forma se produce una reducción de lo rural a lo agrario aplicando el concepto de utilidad competitiva de nuestro mundo consumista. Evidentemente la agricultura y la ganadería, son pilares fundamentales pero no únicos, el mundo rural es mucho más complejo que todo eso.

En segundo lugar hay que admitir “ruralidades”: ¿Son lo mismo las vegas levantinas y mediterráneas que los páramos leoneses? Evidentemente no, las primeras son rurales pero están perfectamente integradas en el mundo urbano de tal forma que, muchas veces, su forma de vida no difiere considerablemente de las ciudades más cercanas; las segundas son, por utilizar un término suave, marginadas; eso es la España Rural Interior, nuestro objeto de debate.

Esos espacios maltratados, desiertos, envejecidos no son sino el resultado de una revolución industrial que en España llegó tarde y con prisas: los grandes complejos manufactureros necesitaban cantidades ingentes de trabajadores mientras en el campo las máquinas dejaban sin trabajo primero a los obreros agrícolas, luego expulsaron a los pequeños terratenientes incapaces de asumir una modernización aceptable y finalmente a los hijos de los supervivientes en pos de unos estudios y una vida más prometedora.  Sólo quedaron los agricultores más fuertes, solos, envejecidos, con pocas posibilidades de crear una familia: la población femenina fue la primera que emigró ante el espanto de verse recluida en un mundo patriarcal, cerrado, asfixiante.

Eso no es muy diferente de lo que ocurría en el resto del mundo occidental, sólo que en otros países, viéndolo venir, tomaron medidas, aquí no; en la España del tardofranquismo el campo era el depositario de las esencias patrias donde convenía que todo se mantuviera imperturbable, controlado por caciques que se erigieron en líderes de los campesinos supervivientes: ni deseaban, ni permitieron el mínimo atisbo de progreso.

Y en esto llegó la democracia…y fue peor, la evidencia del peso poblacional en las elecciones se hizo patente, los partidos buscaban el voto urbano dejando el rural en las manos de los mismos caciques de siempre que rendían pleitesía a Madrid a cambio de puestos de renombre. La entrada en el Mercado Común no cambió mucho las cosas, la PAC mejoró el poder adquisitivo de los agricultores pero se convirtió, junto a la distribución de los Fondos Estructurales, en un instrumento perfecto de clientelismo y además aceleró la despoblación; la lucha por controlar más hectáreas subvencionadas expulsó a los más débiles.

Los pueblos se trasformaron en colonias de jubilados con una pequeña parte de agricultores que en muchas ocasiones administraban sus haciendas desde la ciudad más cercana. Implacablemente los jubilados van desapareciendo y con ellos la necesidad de servicios públicos, son irrentables dicen; la pequeña esperanza de los neorurales o de los emigrantes se esfumó con la crisis, nadie puede vivir en precario y sin servicios.

A todo esto la Administración o Administraciones a lo suyo, penalizan al mundo rural con los mismos impuestos que al urbano; las legislaciones, restrictivas, se aplican con una miopía imposible, intentar que un pobre tendero de pueblo cumpla las condiciones impuestas a una gran superficie es animarle a que cierre el negocio; y los recortes, ¡ay los recortes!,  si en la ciudad son dolorosos en el pueblo son sangrantes ¿Qué hacer cuando te quitan el único autobús que te lleva a un centro de salud que ya funciona a medias? ¿Cuando los asistentes sociales ya no vienen porque con el paro hay mucho trabajo en las ciudades? Sólo una cosa: hacer la maleta e irse a casa de los hijos o a una residencia y dejar atrás el desierto de una vida que alguna vez fue y que probablemente no será jamás.
Todo esto es obvio, casi pueril, todo el mundo lo ve, todo el mundo lo sabe, pero hay que decirlo y enfatizar que no se trata de un problema de orden natural sino un problema con origen político y como tal debe de tener soluciones políticas que deben de partir de las instituciones y administraciones. Como se repitió hasta el infinito toda crisis viene acompañada de una oportunidad, acaso la crisis y una nueva refundación del tejido empresarial nos podía dar ocasión de revertir la dinámica rural-urbano. ¿De verdad a una empresa le compensa situarse en los saturados polígonos industriales de las grandes ciudades? El desarrollo de los medios de transporte y las nuevas tecnologías nos dicen que no siempre; el problema es que ese desarrollo debe llegar, en plano de igualdad, al mundo rural y para ello hace falta voluntad política quitándose las orejeras del voto deseado.

                                                                                  Alberto Gonzalo. Arqueólogo




   


UN MUNDO RURAL. UN PLAN INTEGRAL
                      Blog Mundo Rural Siglo XXI. 24.9.2015
Miguel del Yukon


La política rural no existe en el horizonte mediático ni en el debate político; está capitalizada por la problemática urbana. Tan claro es esto que ni siquiera en el estallido del 15-M, que denunció con ingeniosos eslóganes y consignas los principales problemas de nuestro país, no apareció ni una sola alusión a la agonía despoblacional de la España rural. Y eso acentúa esta condena a muerte; sin embargo, esa ausencia clamorosa en el debate político y mediático es perfectamente reversible si atendemos a las experiencias que estamos viviendo en provincias donde hay plataformas ciudadanas contra la despoblación y por la reactivación de las áreas rurales (como La Otra Guadalajara en la Comarca de Molina de Aragón). Ellas se han preocupado de dar eco mediático a sus problemáticas consiguiendo que, al menos en su ámbito provincial, sea bastante conocida su causa. Esas «causas del olvido y marginalidad» generan mucha simpatía y solidaridad entre una ciudadanía próxima que las percibe como grandes injusticias.

Ya se ha hablado en este foro Siglo XXI, por otros/as compañeros/as, cómo el Mundo rural es un sector estratégico y tiene una de las mejores leyes en desarrollo rural en el cajón del olvido (Ley 45 de 2007 y su R.D 752 de 2010); hoy, quiero centrarme en la parte territorial más natural de relacionarse de los municipios rurales en un territorio: la Comarca y quiero partir del hecho reconocido por todos de que el problema más grave, más importante y más urgente de solucionar se llama la despoblación y también se ha dicho en este foro que la causa fue política y política es la solución y, por tanto, sólo con un auténtico Plan de Desarrollo Integral por Comarca podremos empezar a ver la luz en el túnel de nuestros pueblos.

A pesar de la situación tan dramática que padece toda la España rural, es posible reactivarla y recuperar población si el Estado de la nación y las CCAA toman el asunto como un auténtico deber; es decir, como una cuestión de Estado que impela a las administraciones a activar plenamente esta Ley de Desarrollo Rural dotándola de presupuesto suficiente, al menos durante dos sexenios consecutivos o quizás tres, que es el tiempo mínimo requerido para obtener resultados tangibles de recuperación. No hay que perder de vista que nuestro despoblamiento, a diferencia del existente en otras naciones, no se debe a imponderables extremos climáticos, orográficos o de lejanía; nuestras áreas más despobladas están situadas, por lo general, en el centro del país y están bien comunicadas con ciudades y poblaciones importantes; tampoco se debe ignorar sus potencialidades en recursos naturales, agroalimenticios, micológicos, turísticos, forestales, patrimoniales, culturales, ictiológicos, etc. Por todo ello, poner la citada Ley a pleno rendimiento es abrirle las puertas a la esperanza a todo el mundo rural.

Si bien es cierto  que en estos años de democracia han estado llegando a nuestro territorio una serie de fondos y de subvenciones, también es cierto que no han tenido el resultado esperado; es más, la despoblación en el mundo rural ha seguido aumentando y ni siquiera en los mejores años de la llamada «bonanza nacional» y de la «cresta de la ola económica» se llegó a vislumbrar un atisbo de cambio en la tendencia de despoblación. Estos fondos y subvenciones han fracasado porque sólo guardaron las formas que Europa imponía; nuestros gestores políticos desperdiciaron, una vez más, la implicación real de la ciudadanía y, sobre todo, el trabajo colectivo comarcal, primando más las cortas miras localistas que no iban más allá  de lo que desde un campanario se puede alcanzar a ver y creando incluso malestar entre los propios municipios por desviar «legalmente» ayudas graciables en función de la simpatía ideológica. En definitiva, un verdadero fracaso desde 1991, cuando empezaron a llegar los primeros fondos europeos para el desarrollo rural.

Hoy tenemos 105 comarcas que representan más del 50% del territorio nacional (253.8282 km2) y con una población de 3 millones de habitantes envejecidos en la UVI (a revitalizar).
Tipo de Comarca
Nº comarcas
Habitantes
Km2
A revitalizar
105
3.001.840
253.828
Intermedias
84
5.411.589
136.883
Periurbanas
30
2.165.852
35.360
Total
219
10.579.281
426.071

 Además, añadido a todo lo expuesto anteriormente, existe en nuestras comarcas otro elemento que nos diferencia del resto de la Europa rural: el envejecimiento poblacional, pues no es casual que la industria más importante de ingresos es, sin lugar a dudas, y por encima de cualquier actividad, las pensiones de los jubilados; y ya para rematar tenemos el estigma cultural, producido en los años 60 y 70 del siglo pasado con decenas de películas sobre el “cateto” del pueblo; y si añadimos un arraigo tradicional conservador individualista de postguerra en estos territorios, llegamos a una vulnerabilidad que va a requerir más del doble de esfuerzo que en otros lugares; por eso debemos hacer un frente común para conseguir una cultura rural que resalte los valores positivos que siempre han estado, pero que no hemos sabido hacer visibles. Tenemos en nuestros territorios la mayor factoría natural, ecológica y medioambiental de todo el país: las montañas, las sierras, los bosques y los ríos.
-La salida sólo será posible desde un ámbito comarcal, primero porque ésta es la demarcación territorial natural y casi siempre histórica de relación social y cultural entre los municipios del mundo rural, lo que implicaría una reestructuración de la Ordenación Territorial en todas las CCAA donde no existe la comarcalización y prescindiendo de las anticuadas y graciables Diputaciones Provinciales.
-La salida sólo será posible con la total implicación social y política de la ciudadanía que habita en la Comarca, creando su propia plataforma ciudadana reivindicativa y de compromiso con sus gentes y su tierra, lo que se llama el empoderamiento de la ciudadanía.
-La salida sólo será posible con la elaboración y puesta en marcha de un Plan Integral Comarcal, plenamente asumido por la ciudadanía y contagiando hasta rabiar a la política. Un Plan Integral que sólo podrá ser transversal y participativo.
-La salida sólo será posible con al menos dos sexenios aplicando estas políticas integrales y con el viento totalmente a nuestro favor: restitución de la Ley de Desarrollo Rural y su Real Decreto, una nueva ordenación del territorio por comarcas.

Desde el Círculo Celtiberia-Mundo Rural hemos determinado unas medidas imprescindibles para un Plan Integral Comarcal que deben basarse como mínimo en estos puntos: 1.Educación, 2.Sanidad, 3.Servicios y apoyos sociales, 4.Promoción de la municipalidad, 5.Vivienda 6.Comunicaciones y transportes, 7.Medioambiente, 8.Apoyo a las iniciativas productivas generadoras de desarrollo y empleo, 9.Agricultura, 10.Patrimonio y cultura, 11. Legislación.
El texto completo, necesario para calibrar la importancia de las medidas, está en el blog de Podemos Celtiberia-Mundo Rural.

Conviene resaltar que las medidas unilaterales o por goteo y los cursos ficticios sin destino de empleo no sirven a estas alturas para reactivar las comarcas más deprimidas ni para recuperar población, siendo de vital importancia aplicar en cada zona el conjunto de medidas trasversales -planes integrales- para mejorar la calidad de vida (servicios e infraestructuras) y crear oportunidades suficientes que sirvan de acicate para que los jóvenes habitantes de nuestros pueblos opten por quedarse y otros vengan a vivir aquí. Para que las personas prefieran vivir en el mundo rural nuestros pueblos han de ofrecer una digna calidad de vida, con la posibilidad de trabajo y vivienda. Justamente conseguir esas condiciones básicas es la apuesta de la Ley Desarrollo Sostenible del Medio Rural: existe cobertura legal, ahora falta la voluntad política de aplicarla.

Quiero acabar este artículo mencionando unas palabras de una de las personas seguramente más preparada y más cualificada sobre el análisis, estudio y propuestas de solución a la problemática de la llamada España Rural Interior: Jerónimo Lorente Hernández, un luchador íntegro, incombustible, solidario y sobre todo desprendido de todo atisbo personalista, un entusiasta de lo comarcal y de lo rural, en definitiva un colectivista. Deseo que tu salud se recupere lo antes posible:

Evitar que la historia de nuestras comarcas no quede sepultada para siempre bajo los escombros no es algo que les tocara hacer a nuestros antepasados porque ellos ya cumplieron con su misión de trabajar con la ilusión de mantener la vida de nuestros pueblos y prolongarla a sus descendientes. Tampoco será una responsabilidad que vaya a recaer sobre los que vengan después porque ellos ya no tendrán misión que cumplir si les dejamos nuestros pueblos definitivamente desaparecidos. La responsabilidad de que no se interrumpa para siempre la vida y la historia de nuestras comarcas nos incumbe a nosotros y sólo a nosotros, a los que vivimos ahora en esta tierra y a todos cuantos la quieren, aunque no vivan en ella. Y si nuestras comarcas se nos mueren a pesar de haber hecho lo indecible por evitarlo, la historia nos juzgará con respeto y como gentes dignas, aunque no hayamos podido evitar su ocaso; pero si se nos hunden sin haberlo intentado evitar por todos los medios, la historia nos juzgará severamente por nuestra abulia; nos juzgará como gentes que no quisieron estar a la altura de su deber cuando había que estarlo" (J.L.H.).



                                                   En la Celtiberia, a 12 de Septiembre de 2015.
Miguel del Yukon
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                  El mundo rural, un sector estratégico 
                    Mundo Rural siglo XXI (Público). 15.9.2015


Vivimos inmersos en una cultura urbana que lo invade todo. Lo rural es como si no existiera. Pero junto con esa España moderna y urbanita existe otra olvidada, rural, con un gran potencial agrícola, forestal, cultural, patrimonial y social que se debate entre el ser y no ser y a la que no se puede esconder ni silenciar por más tiempo.

El Gobierno, consciente de que había desajustes territoriales que había que paliar, comenzó en los años noventa a destinar Fondos de Compensación Interterritorial a las CCAA, pero la falta de políticas de Estado y de fiscalización de esos fondos ha favorecido que los desequilibrios aumenten, siendo en la actualidad prácticamente inviable la vida en la “periferia interior” (no hay servicios básicos, no hay infraestructuras, no se protege el patrimonio cultural y natural, no hay creación de empleo en actividades productivas, de transformación o servicios). El éxodo se ha convertido en el mal endémico de muchas de nuestras comarcas, convertidas en verdaderos desiertos demográficos (densidades por debajo de los 8 hab/km2, población envejecida con problemas de dependencia), lo cual parece imposibilitar la recuperación de las estructuras mínimas.

En este contexto surgen movimientos sociales y plataformas contra la despoblación como herramienta para el empoderamiento ciudadano, y los diversos sectores relacionados con el medio rural se ponen a trabajar en la elaboración de propuestas sensatas para nuestros políticos, con el fin de llegar a revertir –no sin esfuerzo- la situación de la España Rural, o deberíamos decir sencillamente de España. No se trata de que al campo lleguen ayudas, estatales o comunitarias, o parches que justifiquen una mínima sensibilidad política, como quien da una limosna en la puerta de una iglesia. Se trata de que se reconozca el derecho de un pueblo a existir, a reivindicarse como depositario de un saber ancestral y cultural que fue la identidad del país hasta hace sólo 50 años. En ningún otro país la modernidad riñe con la identidad rural, en ningún otro se plantea desmantelar el Medio Rural –desproteger sus recursos, abandonar su capacidad productiva, eliminar su representatividad política- sino fortalecerlo y ponerlo en la vanguardia, tomarlo como eje estratégico del Estado.

Plantear estas cuestiones de empoderamiento rural es imposible sin abrir serios debates sobre instituciones del Estado que nos llevarían inevitablemente a un nuevo “proceso constituyente”, ya que la mala gestión y el despilfarro de fondos no viene de los municipios pequeños como se nos quiere hacer creer, sino de las instituciones que el bipartidismo ha pervertido en su continuado ejercicio del poder y afectan directamente a la situación de desatención actual del Medio Rural. Existen tres niveles de Administración pública por los que hay que apostar: El Estado, las CCAA y los Ayuntamientos y a los que exigir soluciones como ciudadanos. Las Diputaciones, con elección no directamente democrática, fagocitan e intentan suplantar la soberanía municipal que reconoce la Constitución Española y la Ley de Régimen Local a los Ayuntamientos. Hace años que dejó de dar un servicio público de apoyo a lo local para convertirse en un instrumento de poder autonómico, extrapolitizado y de dudoso valor añadido. El Senado, que se ideó como cámara de representación territorial, es a día de hoy un organismo inútil en el que los partidos mayoritarios colocan–mediante la cuota autonómica, que no mediante elecciones- a políticos que los ciudadanos jubilan y cuando hay que votar lo hacen con disciplina de partido y no por intereses del territorio.

En esta línea de reconocimiento y emancipación del Campo y de los Pueblos tienen que ir las políticas, concebidas como un marco para la diversidad de nuestras regiones hispanas que permita la regeneración sostenible en cada lugar atendiendo a su propia idiosincrasia. No hay fórmulas magistrales, no hay que inventar nada, sino aplicar la ley vigente y exigir responsabilidad al partido que gobierne. No se requiere mayor presupuesto de la AGE (administración general del Estado) ni de las CCAA, sino sentido común y estrategia de Estado: Mejores repartos económicos y de competencias, menor dependencia de las coyunturas partidistas, mayor amplitud de miras como país hacia Europa. Entendemos el Medio Rural no como problema o rémora de la sociedad –urbanita- española del siglo XXI, sino como solución a buena parte de su problemática actual. Las acciones políticas para el Medio Rural han de tener una doble vertiente: por un lado específicas (medidas legislativas), y por otro transversales porque afectan a toda la sociedad en su conjunto. En la mayoría de los casos es simplemente reconocer la igualdad de derechos (acceso a sanidad, educación, servicios), en otros es la protección de los recursos productivos para la generación de empleo (ganadería, agricultura, silvicultura, gestión de montes, patrimonio, cultura) y en otros se relacionan con la transformación y el valor añadido. Para una buena implementación de estas medidas, deberían reconocerse en las áreas de Sanidad, Educación, Dependencia, Vivienda, Cultura, Medio Ambiente, Ordenación del Territorio, Soberanía Alimentaria, Garantías democráticas, etc…

CONSIDERACIONES SOBRE EL MEDIO RURAL. El Medio Rural ocupa el 90% del territorio estatal, y representa el 20-35% de la población española. Así pues, la mayor concentración demográfica del país se distribuye en las grandes ciudades y en la zona del litoral Mediterráneo. En el resto del Estado, nos encontramos con una densidad de población extremadamente baja y cada vez más envejecida, y un crecimiento vegetativo negativo desde los años 50 del siglo pasado. Históricamente, se ha atribuido este crecimiento vegetativo negativo en las áreas rurales a la problemática de la orografía y la climatología pero, aunque esto se pueda aplicar a ciertas zonas muy concretas, lo cierto es que este paulatino abandono del campo por parte de la población se debe más a la voluntad política que a otras cosas.

Desde finales de la década de los ochenta Europa ha intentado potenciar políticas de desarrollo rural sostenible para mejorar la calidad de vida de los habitantes de las zonas rurales e invertir este decrecimiento y el envejecimiento de su población. Dichas políticas se plasmaron en documentos oficiales, como el Libro Blanco del Informe sobre el Futuro del Mundo Rural (1988), la Declaración Final de la Conferencia de Cork (1996), o la Estrategia Territorial Europea (1999). E incluso se ha intentado hacer frente a esta situación a través de la Reforma de la PAC de 2003, creando un segundo pilar de ayudas destinadas al Desarrollo Rural y fomentando los principios de flexibilidad, descentralización, subsidiariedad y simplificación operativa, pero lo cierto es que la voluntad de los Gobiernos estatales que lo han tenido que implementar ha sido escasa, por no decir nula. Más sangrante todavía es saber que hemos tenido legislación a nivel estatal de gran calidad para implementar políticas beneficiosas para el Mundo Rural, pero o nunca han llegado a aprobarse, o han caído en el olvido, o han sido derogadas, como el Libro Blanco para la Reforma del Gobierno Local (2005), la Ley 45/2007, de 13 de diciembre, para el Desarrollo Sostenible del Medio Rural, o el Real Decreto 752/2010, de 4 de junio, que aprueba el primer programa de Desarrollo Rural Sostenible para el periodo 2010-2014. Todos ellos documentos que buscaban un giro de 180º para revertir la cada vez más insostenible situación de la gente que habita esas zonas y que se traduce en una calidad de vida cada vez menor, una falta abrumadora de servicios básicos, y una carencia absoluta de posibilidades de futuro. Todos esos documentos están cogiendo polvo en un cajón por culpa de la voluntad política: pocos votos hay para ganar en las zonas rurales y además están demasiado dispersos como para hacer el esfuerzo.

España necesita dotarse de una legislación adecuada para el fomento del desarrollo de su Medio Rural, que ha de tener como referente las políticas comunes europeas y las orientaciones comunitarias, como la Estrategia de Lisboa de 2000 en relación con el empleo y la competitividad o la Declaración de Gotemburgo de 2001 en relación con el logro de un desarrollo sostenible. Pero, al mismo tiempo, es necesario establecer una política rural propia, plenamente adaptada a nuestras condiciones económicas, sociales y medioambientales particulares. El Estado debe plantear herramientas marco para atender la diversidad rural existente en España, y favorecer que las áreas rurales desarrollen sus propias estrategias de mejora para su supervivencia.

La política en el pasado desmanteló y despobló España Interior y solo la política de hoy puede volver a hacer la vida digna en nuestros territorios y mirar al Mundo Rural como un sector estratégico para el país, nuestras sierras con sus bosques son nacederos de agua y bienes de interés vital, factorías de oxígeno, vida, lluvia, sumideros de dióxido de carbono y depositarios de la cultura tradicional.

                                                                          Marta Chordá Pérez y Diana Sánchez Gracia

domingo, 22 de noviembre de 2015

LA CUESTIÓN RURAL YA ESTÁ EN EL CENTRO: I ENCUENTRO DE CÍRCULOS RURALES DE MOLINA DE ARAGÓN. 14.11.15. Resúmenes y documentación

RESUMEN DE UN ENCUENTRO PARA EL CAMBIO EN EL MUNDO RURAL

                  Ver resumen en el Blog "Mundo Rural siglo XXI", Diario Público


                                       La iglesia de San Francisco acogió los actos principales





CONCLUSIONES DE LO TRATADO EN LAS MESAS  


MESA MUNDO RURAL VIVO

Coordinan: Javier Hernández, Podemos Celtiberia-Mundo Rural, y Diana Sánchez, Representante de Podemos Aragón en el CRE.
Intervienen: Antonio Bonilla: Círculo AGPA, Licenciado Periodismo y Másters en Desarrollo de Destinos Turísticos y en Gestión Cultural. Ha trabajado en Grupos de Desarrollo Rural de Andalucía principalmente.
Miguel Reinares: Coordinador del Grupo de Área Mundo Rural de Podemos La Rioja, trabaja en análisis de procesos de Transformación Rural. Podemos Celtiberia-Mundo Rural.
José Antonio Beltrán: Círculo de Soria. Especialista en comunicación.

Hemos comenzado hablando de la dicotomía entre RURAL y URBANO que la tecnocracia española ha promovido históricamente. La realidad, sin embargo, apunta a que áreas urbanas con áreas rurales comparten un territorio; y no sólo eso, además forman parte de un subsistema de asentamientos subsidiarios. Son subsidarios en la medida que las ciudades necesitan de los recursos de las áreas rurales para que su población pueda sobrevivir (agua, energía, alimentos…), y a su vez, éstas últimas necesitan de centros próximos en los que poder acceder a unos servicios, que por rentabilidad social, han ido desapareciendo de sus municipios.
Esta confrontación, tan persistente en la sociedad Española, no tenía reflejo en la Estrategia Territorial Europea de 1999, en la que se habla de cohesión social, equilibrio territorial y subsistema de asentamientos. Porque la potenciación de zonas urbanas intermedias, en el caso de Aragón las cabeceras comarcales, es la forma más eficaz de conseguir que ciertos servicios puedan llegar a las zonas rurales más alejadas. Continuando con la política de Polos de Desarrollo promovidos por el Plan de Estabilización de 1959, en la que todos los servicios se concentran en las grandes capitales, sólo conseguiremos obligar a la gente a emigrar para poder alcanzar una calidad de vida similar a la población que vive en los núcleos urbanos.
Para cambiar esta dinámica lo primero es sensibilizar a toda la población sobre las consecuencias que tiene el paulatino abandono de las áreas rurales:
  • -          Insostenible concentración demográfica en núcleos que ya están sobredensificados (mayor polución, mayor colapso en los medios de comunicación, disminución de la capacidad de absorción del mercado laboral, colapso en los servicios…)
  • -          Pérdida de un patrimonio cultural y natural que ha pervivido durante siglos en las áreas rurales, y que cada vez está más deteriorado.
  • -          Pérdida de la capacidad de producir o extraer materias primas que nos den autonomía como sociedad. Al tener que depender de exportaciones externas, nos volvemos más dependiente y estamos constantemente obligados a invertir todo el dinero en comprar recursos que no podemos producir.

En definitiva, no llevar a cabo políticas de desarrollo rural, no sólo vacía nuestros pueblos, sino que además, nos debilita como sociedad.

Como también hemos visto, centrar la resolución de los problemas en políticas sectoriales, es caer una y otra vez en el mismo error, confundir la parte por el todo.

Y esto ocurre porque, para empezar, el territorio, y concretamente el mundo rural, es una realidad diversa. Así se constata en la demografía, con zonas costeras prácticamente integradas en el medio urbano frente a zonas de interior cada día más despobladas, envejecidas y masculinizadas, pero también en lo económico con una confluencia de sectores más allá del tradicional dominio agropecuario.

Efectivamente, la realidad rural es diversa y multifuncional:
-          - Industria. Con ejemplos como el procesado de todo tipo de materias primas, no sólo alimentarias     (el pellet y otros), clúster naturales, etc.
  • -           Zonas mineras
  • -            Silvicultura o protección natural
  • -             Zonas pesqueras o ganaderas
  • -             Servicios sociales y seguridad ciudadana
  • -          .   I+D+i, en energías renovables, tecnologías avanzadas…
  • -        Puesta en valor y explotación del patrimonio natural, cultural y etnográfico, actividades     deportivas…
  • -            Ahorro: sobre todo de las pensiones de todas aquellas personas que permanecieron en sus           lugares de origen a pesar de todo…

Una realidad económica diferente a los arquetipos interesados que se nos intentan constantemente imponer y que ha abierto la posibilidad a mucha gente “no agropecuaria”, a poder desarrollarse laboralmente en estas áreas y así rejuvenecerlas.

Quien nace en áreas rurales o quiere instalarse allí no tiene por qué verse obligado a dedicarse a la agricultura, sector por otra parte de difícil acceso si no dispones de tierras para cultivar.

Hacia una nueva ordenación del territorio más racionalizada y efectiva
Por todo esto, y porque es necesario de dotar de servicios eficaces a la población que viven en las áreas rurales para evitar que se vean obligados a emigrar en busca de un futuro más prometedor en núcleos urbanos, debemos asumir de una vez la necesidad de una PLANIFICACIÓN REAL DEL TERRITORIO. En este sentido Europa lleva tres décadas dando pistas sobre cómo hacerla aunque ha destinado infructuosamente millones de euros en Fondos de todo tipo. Esa planificación la intentó poner en marcha la Ley de Desarrollo Rural Sostenible del 2007 antes de morir en un cajón. La realidad es que los Fondos destinados al equilibrio territorial y a la cohesión social se han repartido sin racionalidad y sin equidad, beneficiando solo a unos cuantos.
Es necesario plantarse, y obligar a la administración y a los partidos políticos a que hagan una planificación territorial real:
  • -          Dotando de servicios básicos a las poblaciones situadas en áreas rurales, independientemente de su rentabilidad pública, puesto que todos pagamos impuestos, habitemos dónde habitemos.
  • -          Creando una fiscalidad adecuada a las zonas rurales, zonas en donde el acceso a la demanda es más difícil y en donde las comunicaciones son un hándicap difícilmente salvable
  • -          Solucionando la problemática del acceso a la vivienda, en núcleos urbanos con demasiadas viviendas cerradas, que poco a poco van cayendo por pura desidia.
  • -          Apostando por la potenciación de los recursos endógenos de la zona, de sus potenciales particularidades que va a permitir que un territorio pueda competir económicamente con los que le rodean.
  • -          Dirigiendo las ayudas europeas a donde deben ir, al desarrollo sostenible de las áreas rurales. Controlando y fiscalizando que esos fondos no terminan donde siempre, en un limbo burocrático en el que difícilmente se le sigue la pista.


En definitiva, una planificación holística de un territorio que podemos subdividir en diferentes ejes:

1º Sistema residencial:
  • -      Jerarquía de lugares centrales y áreas de influencia (ámbitos funcionales)
  • -      Dotaciones y equipamientos de lugares centrales
  • -      Especialización y jerarquía funcional
  • -      Ejes de desarrollo
  • -      Indicadores para el desarrollo de la población y el empleo
  •   Desarrollo urbanístico y viviendas

2º Sistema conectivo o relacional:
  • -      Articulación interior
  • -      Integración con el exterior
  • -      Coordinación intermodal
  • -      Sostenibilidad
  • -      Transporte público y de cercanías
  • -      Telecomunicaciones e infraestructuras
  • -      Disposiciones específicas para los diferentes medios de transporte

3º Sistema socio-productivo:
  • -      Zonificación de unidades para la promoción económica y la ordenación territorial
  • -      Agricultura, ganadería y silvicultura
  • -      Industria, energía y minería
  • -      Patrimonio cultural y natural
  • -      Actividades terciarias
  • -      Equipamientos: servicios sociales-sanitarios, educación, cultura, recreo y deporte

4º Sistema ambiental:
  • -      Recursos naturales
  • -      Riesgos naturales y antrópicos o tecnológicos
  • -      Eliminación de residuos
  • -      Espacios protegidos, paisaje y patrimonio cultural y natural


Los ayuntamientos, motor para el cambio
Y por último, obligar a los partidos a creer realmente en el EMPODERAMIENTO ciudadano, y esto sólo se consigue a través de la PARTICIPACIÓN CIUDADANA, generalmente en las administraciones más cercanas a la gente, LOS AYUNTAMIENTOS.
Otros partidos políticos (PP, C’s) llevan en sus programas hacer desaparecer los ayuntamientos de todas aquellas poblaciones que estén por debajo de 5000 habitantes. Por ejemplo, en el caso de Aragón, esto significaría que, por ejemplo en Aragón (territorio tomado muchas veces como muestra media de España) tan sólo nos quedarían 13 ayuntamientos en la provincia de Zaragoza, 5 en Huesca y 3 en Teruel.
Esto significaría mayor pérdida de la que existe en la actualidad de servicios, de autogestión, y una mayor facilidad de desviar los fondos públicos hacia intereses particulares que benefician a unos pocos.

La autonomía local es autonomía política con capacidad para ordenar y gestionar bajo propia responsabilidad una parte sustancial de los asuntos públicos mediante el impulso de políticas propias. Así lo señala la Carta Europea de Autonomía Local. Por su flexibilidad, por su adaptación a las peculiaridades del territorio, el municipio se halla en la mejor disposición para dar respuestas locales a problemas globales.
Con este propósito, desde PODEMOS también queremos potenciar el papel de la administración local, y proponer:
  • -         Clarificar las competencias municipales para evitar duplicidades con las competencias de otras Administraciones de forma que se haga efectivo el principio «una Administración una competencia»
  • -          Racionalizar la estructura organizativa de la Administración local de acuerdo con los principios de eficiencia, estabilidad y sostenibilidad financiera
  • -          Garantizar un control financiero y presupuestario más riguroso
  • -          Dotar de competencias a los ayuntamientos para que tengan autonomía presupuestaria para hacerse cargo de ciertas competencias relacionadas con servicios básicos a la población

Frente a este empoderamiento constatamos el peligro de los nuevos centralismos autonómicos, la inoperancia y clientelismo que guía las diputaciones provinciales (quizá la pieza más obsoleta del organigrama administrativo actual). Las comarcas son quizá un instrumento más cercano al territorio, más acorde las realidades geográficas y culturales que el artificioso invento isabelino de las provincias (copiando un modelo jacobino francés ajeno a la tradición ibérica). No obstante, experiencias como las de Aragón, muy comentadas por el público asistente de esa área, ponen de manifiesto que este órgano territorial puede se inoperante si cae en manos del clientelismo, particularismo y caciquismo de los partidos políticos. Y esto es extrapolable a todos los órganos de gestión territorial. Por ello hay que ser muy estrictos en el diseño de esos órganos así como en su fiscalización y control ciudadano.

Un marco legislativo nuevo que sitúe el  mundo rural como cuestión de Estado
Todos estos cambios serían inviables sin la implementación de un marco jurídico nuevo y adecuado. Nuestro país necesita dotarse de una legislación adecuada para el fomento del desarrollo de su Medio Rural, que ha de tener como referente las políticas comunes europeas y las orientaciones comunitarias, como la Estrategia de Lisboa de 2000 en relación con el empleo y la competitividad, la Declaración de Gotemburgo de 2001 en relación con el logro de un desarrollo sostenible o la Estrategia Territorial Europea que incide sobre el desarrollo territorial equilibrado, la cohesión social y la competitividad de los territorios. Pero, al mismo tiempo, es necesario establecer una política rural propia, plenamente adaptada a nuestras condiciones económicas, sociales y medioambientales particulares. El Estado debe plantear herramientas marco para atender la diversidad rural existente en España, y favorecer que las áreas rurales desarrollen sus propias estrategias de mejora para su supervivencia.
La política en el pasado desmanteló y despobló España Interior y solo la política de hoy puede volver a hacer la vida digna en nuestros territorios y mirar al Mundo Rural como un sector estratégico para el país, nuestras sierras con sus bosques son nacederos de agua y bienes de interés vital, factorías de oxígeno, vida, lluvia, sumideros de dióxido de carbono y depositarios de la cultura tradicional.


MESA SOSTENIBILIDAD Y MEDIOAMBIENTE EN EL MUNDO RURAL

Coordina: Jorge Acero. Círculo 3E.
Intervienen:
Marta de Santos Loriente, Diputada de Podemos en las Cortes de Aragón; Javier Bilbao Tudanca, Secretario General del Círculo AGPA; Fernando Prieto, Círculos 3E y candidato al Congreso de los Diputados por Albacete.

En la coyuntura del estilo de vida actual se hace necesario huir de la actual dicotomía desarrollo vs. medioambiente, necesitamos poner en alza el valor que tiene la naturaleza y un nuevo modelo tanto de gestión como de producción. Existen legislaciones y usos en diferentes áreas que no permiten que este modelo de gestión responsable pueda ser llevado a cabo como ocurre con el agua y los montes. Por un lado nuestros bosques adolecen de medidas que valoren los beneficios no tangibles que aportan a la sociedad como son:
Reducción de avenidas en zonas bajas proclives a riadas
Fijación de CO2 en forma de materia orgánica
Recursos paisajísticos que promueven el turismo
Mantenimiento de la riqueza natural y biodiversidad

Sería interesante estudiar el pago por estos servicios ambientales que los bosques y montes nos brindan. Del mismo modo es necesario potenciar el valor que tienen los montes de gestión comunal y evitar a toda costa la “desamortización” moderna que se ha intentado llevar a cabo en no pocos puntos de nuestra geografía. Por otro lado se necesita un cambio drástico en la política sobre incendios forestales, son numerosos los compañeros bomberos forestales que nos alertan de esta mala gestión y que nos recuerdan que tan importante como la extinción del incendio es la prevención contra el mismo.
El agua es un bien esencial para la vida y como tal debe ser regulado de manera que se priorice el bien común de la ciudadanía al usarlo para el desarrollo económico. Es necesaria una auditoría que ponga en evidencia las malas prácticas llevadas a cabo estos años y defender una gestión 100% pública de este bien tan preciado. Algunas de estas medidas serían:
Revocar los procesos de privatización de agua llevados a cabo
Revisión de las concesiones a empresas energéticas
Uso de tecnologías de desalación
Promover el uso eficiente del agua en todos los sectores
Control de intereses económicos en la construcción de infraestructuras
Es incuestionable que se necesita de un nuevo modelo productivo donde el mundo rural tiene mucho que decir. Se hace necesario adoptar nuevas prácticas agrícolas respetuosas con el medio ambiente y donde prime la calidad sobre la cantidad. Del mismo modo el mundo rural tendrá un papel esencial en el sector de la energía ya que es el que se encargará de proveer a los ciudadanos de ella. Cuestiones como la soberanía alimentaria y el consumo de proximidad deberían vertebrar la futura política agraria donde los agricultores-ganaderos no solo deberán ser vistos como productores sino también como cuidadores del medio
Toda persona debe tener una educación ambiental adecuada para poder respetar y admirar el medio natural, esta variable es esencial en la ecuación del desarrollo sostenible.
Para terminar la mesa, se hace especial hincapié en la importancia que tienen los planes de desarrollo rural para fijar la población en el entorno rural y además favorecer la vuelta al mismo de aquellos que lo deseen, y nos preguntamos si no sería necesaria una forma de funcionamiento distinta al de las diputaciones provinciales.



MESA SOBERANÍA ALIMENTARIA

Coordina: Beatriz Gascó Verdier, Ingeniera Técnica Agrícola, Diputada en Les Corts Valencianes, Grupo Parlamentario Podemos/Podem
Intervienen:
Fernando Fernández, ingeniero agrónomo y licenciado en derecho, trabaja para la ONG Mundubat y es Miembro del Consejo editor de la Revista Soberanía Alimentaria y de la Plataforma Rural.
José Esquinas Alcázar, Dr. Ingeniero agrónomo, exsecretario del Tratado Internacional de Recursos Fitogenéticos para la Agricultura y la Alimentación (con sede en la FAO) y exdirector de la Cátedra de Estudios del Hambre y Pobreza, Universidad de Córdoba.
Estefanía Torres, licenciada en Ciencias Políticas, Eurodiputada de Podemos, Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica

Temas debatidos y argumentos
Beatriz Gascó presenta a los y la participantes de la mesa e introduce brevemente el origen de la propuesta política que representa la soberanía alimentaria:
La Vía Campesina se forma en 1993 como resultado de la toma de conciencia por parte de la Coordinadora Campesina Europea (CPE) y la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (CLOC) acerca de que la desaparición del campesinado en ambos continentes es consecuencia de las mismas causas. En el año 1996 lanzan la propuesta de la “Soberanía Alimentaria” que poco va consiguiendo adeptos de entre todas las organizaciones de pequeñ@s productor@s de alimentos y que hoy en día es probablemente una de las propuestas políticas que más gente aglutina alrededor del mundo.
En febrero de 2007, más de 500 representantes de más de 80 países, de organizaciones de campesinos y campesinas, agricultores familiares, pescadores tradicionales, pueblos indígenas, pueblos sin tierra, trabajadores rurales, migrantes, pastores, comunidades forestales, mujeres, niños, juventud, consumidores, movimientos ecologistas, y urbanos, se reunieron en el pueblo de Selingué, en Malí, para fortalecer el movimiento global para la soberanía alimentaria. Hemos dado a nuestro trabajo el nombre de "Nyéléni," como homenaje, inspirados en la legendaria campesina maliense que cultivó y alimentó a su gente. Esta definición es parte de la Declaración acordada entre tod@s ell@s: “La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo. Esto pone a aquellos que producen, distribuyen y consumen alimentos en el corazón de los sistemas y políticas alimentarias, por encima de las exigencias de los mercados y de las empresas. Defiende los intereses de, e incluye a, las futuras generaciones. Nos ofrece una estrategia para resistir y desmantelar el comercio libre y corporativo y el régimen alimentario actual, y para encauzar los sistemas alimentarios, agrícolas, pastoriles y de pesca para que pasen a estar gestionados por los productores y productoras locales. La soberanía alimentaria da prioridad a las economías locales y a los mercados locales y nacionales, y otorga el poder a los campesinos y a la agricultura familiar, la pesca artesanal y el pastoreo tradicional, y coloca la producción alimentaria, la distribución y el consumo sobre la base de la sostenibilidad medioambiental, social y económica. La soberanía alimentaria promueve el comercio transparente, que garantiza ingresos dignos para todos los pueblos, y los derechos de los consumidores para controlar su propia alimentación y nutrición. Garantiza que los derechos de acceso y a la gestión de nuestra tierra, de nuestros territorios, nuestras aguas, nuestras semillas, nuestro ganado y la biodiversidad, estén en manos de aquellos que producimos los alimentos. La soberanía alimentaría supone nuevas relaciones sociales libres de opresión y desigualdades entre los hombres y mujeres, pueblos, grupos raciales, clases sociales y generaciones. (http://www.nyeleni.org/spip.php?article291)”

Fernando Fernández describe la situación del comercio internacional y ofrece numerosos datos e información:
El libre mercado no es la alternativa. En la valoración del mercado internacional, se concluye que tan sólo 22 países controlan el 75% del comercio mundial. África solamente el 3%. El comercio mundial lo protagonizan sobre todo empresas multinacionales. Sólo el 10% es comercio agrícola.
Las barreras tarifarias generan agriculturas ineficientes. Hoy en día en España todos lso precios que se pagan a l@s productor@s están por debajo de los costes de producción.
La liberalización del comercio y los tratados bilaterales como el TTIP constituyen una grave amenaza para el sector agroalimentario por la llegada masiva de productos con estándares de calidad muy inferiores a los europeos.
La agricultura NO es una mercancía, y por ello debe estar fuera de los acuerdos internacionales. Se deben eliminar las ayudas a la exportación ya que provocan dumping.
Es necesario reivindicar la Política Agraria Común, por ser necesarias las políticas agrarias legítimas. Además necesitamos que la ciudadanía defienda una PAC diferente a la de ahora, pero consciente de la conveniencia de dar apoyo a l@s pequeñ@s productor@s de alimentos. En España hay más de 885 mil perceptores de la PAC, de los que tan sólo 365.987 son agricultor@s a título principal. Por otra parte, necesitamos una cadena agroalimentaria que sea justa y equitativa. El 67% está controlado por 7 empresas.
La cuestión de la tierra sigue siendo una cuestión altamente política y muy actual. El índice de concentración de la tierra en España es el mismo que en Sudáfrica o Bolivia. Además es imperativo llevar a cabo una gestión sostenible de la fertilidad de la tierra.
El acaparamiento de tierras por multinacionales es otro de los desafíos que necesitamos afrontar. La tierra tampoco debe ser tratada como una mercancía más. El debate de la reforma agraria debe volver a ser central. La tierra debe ser un derecho de los campesinos.
Pepe Esquinas se desvió de la que debía ser su intervención inicial (sobre acceso a y control de los recursos naturales para producir alimentos, haciendo especial hincapié en la biodiversidad, así como sobre el derecho a la alimentación), pero tod@s lo agradecimos, ya que hizo una intervención magistral tras los atentados de la noche anterior en la que relacionaba el problema del hambre y el auge del terrorismo internacional:
El caldo de cultivo de las violencias y el terrorismo es el hambre. 17 millones de personas mueren el año por enfermedades directamente relacionadas con la malnutrición, de las cuales unas 40.000 al día. Si en vez de intentar terminar con el terrorismo se acabara con el hambre se resolvería el mayor problema del mundo.
Se produce un 60% más de alimentos que los que necesitamos. El hambre es un problema de voluntad política, como dijo ya Kennedy en 1963.Con el 2.5% de lo que se destinó a rescatar los bancos en todo el mundo se habría podido erradicar el hambre. También es importante decir que más de 1500 millones de personas sufren de obesidad y sobrepeso, y las enfermedades de origen cardiovascular, debidas en gran parte a una alimentación inadecuada y excesiva, son la principal causa de muerte por enfermedad en los países donde no hay escasez de alimentos. Ante este sinsentido absoluto cabe afirmar que el problema del hambre es que no es contagiosa. Las grandes pandemias se afrontan y se solucionan, el hambre no.
El hambre, además de ser una tragedia y una vergüenza para la humanidad, ha pasado a ser una amenaza: cuando en el año 2008 se produce la crisis alimentaria, aparecen violencias callejeras en más de 60 países. Por primera vez el G8 y el G20 incluyen en sus planes programas de seguridad alimentaria. El Consejo de Seguridad de la ONU debería incluir la seguridad alimentaria entre sus objetivos. Los problemas de África son de todos, así como los de Asia o los de Oriente Medio. En la aeronave llamada Tierra, si se hace un agujero lo que está en peligro es la nave entera, la aldea común de la Tierra. Sin Soberanía Alimentaria no habrá seguridad en la Tierra. La solución pasa por producir alimentos a nivel local para nutrir a las comunidades.
A lo largo de la historia de la humanidad nos hemos alimentado con más de 8.000 especies y muchas más variedades. Hoy en el Siglo XXI nos nutrimos con tan solo 150 especies, de las que patata, maíz, arroz y trigo representan más de la mitad de los alimentos. Los recursos naturales del planeta no nos pertenecen, los tomamos prestados de nuestr@s hij@s.
Hay dos propuestas que Podemos debería considerar seriamente:
1.      Incluir el Derecho a una Alimentación Adecuada en la Constitución Española.
2.      Lanzar el espacio para el/la “Defensor/a de las generaciones futuras”.
Hoy en día hay una tendencia alarmante de uniformar las dietas de todo el mundo, que se caracteriza por una pérdida de micronutrientes que lleva al aumento de enfermedades oncológicas y cardiovasculares. No sólo les interesa a las multinacionales de la alimentación, sino que las leyes nacionales de semillas, a través de la exigencia de que sólo las semillas estables y uniformes puedan ser comercializadas están apoyando ese tipo de dieta. La estabilidad y la uniformidad de las semillas es la peor forma de luchar contra el cambio climático.
Consumir es un acto político. Debemos transformar el carro de la compra en un carro de combate pacífico.

Conclusiones
Por parte del bipartidismo ha habido una clara falta de voluntad política por darle al Mundo Rural el lugar que se merece. Se anunciaron leyes a bombo y platillo, en algunos casos en plena campaña electoral que nunca tuvieron un resultado importante y positivo para nuestro sector primario.
El Gobierno de Rodríguez Zapatero aprobó la Ley de Desarrollo Rural Sostenible, en el año 2007, que después no se implementó por falta de un desarrollo reglamentario claro y de una partida presupuestaria valiente. Otro ejemplo del gobierno de Zapatero fue la Ley de Titularidad compartida, aprobada en 2011, que en cinco años sólo ha conseguido que 164 explotaciones se adhieran a ella, demostrando su ineficacia o insuficiencia para conseguir una visibilidad real de la mujer en la agricultura, así como su incapacidad de generar empleo estable para las mujeres en este sector.
Por parte del gobierno del Partido Popular, en el año 2013 se aprobó la Ley de Mejora del Funcionamiento de la Cadena Alimentaria, otra norma que no ha tenido efecto alguno en la capacidad de los productores para mejorar su posición en la cadena.
Esta situación se manifiesta en las propias crisis que estamos viviendo en este mismo año con la desaparición de las cuotas lácteas y la posterior caída de los precios de la leche, llegando a ser vendida en origen incluso por debajo del coste de producción. También la desesperada posición en la que se encuentran determinadas pesquerías que, por culpa de un reparto basado en criterios políticos de las cuotas pequeñas, se ha dejado a muchos buques sin cuota antes de que finalice la temporada. A todo ello hay que añadir la caída de la renta agraria en más de un 7% en 2014 en nuestro país, que manifiesta las enormes dificultades por las que este sector sigue pasando y que, por tanto, apunta a un cambio de modelo productivo que es más que necesario.
Por tanto, entendemos que para mejorar tanto la vida rural y la posición de nuestro sector primario es imprescindible una voluntad política sea valiente, que vaya más allá de la aprobación de normas anunciadas de manera muy magnificente pero que luego no se traducen en una mejoría real de la vida de la gente.
En el Mundo Rural, es fundamental poner en marcha políticas que permitan asentar población y que, paralelamente, mejoren la calidad de vida de quienes se dedican al sector primario, haciendo de éste un espacio de entrada atractivo al empleo para mujeres y jóvenes garantizando así el relevo generacional tan necesario. Y, por supuesto, unido a todo lo anterior, que quienes viven en el Mundo Rural tengan plena garantía de derechos sociales y laborales.
Para poner en marcha ese nuevo modelo productivo apostamos por la estrategia política de la Soberanía Alimentaria de nuestros pueblos. Y, en este sentido, incentivarme se políticas que se basen en criterios de diversificación, sostenibilidad y economía social y familiar.
Uno de los aspectos que creemos que es clave para vertebrar una agricultura con agricultores en nuestro país es la reforma de la PAC. Por tanto, mientras que desde Europa impulsaremos un giro significativo en este sentido, desde España promoveremos una regulación clara que defina qué es un “Agricultor a Título Principal” y que impida que 242 preceptores concreten el 44% de las ayudas, mientras que la mayoría no llegan apenas al 20%. Actualmente, hay 500.000 personas en nuestro país que reciben PAC sin ser agricultores.
La defensa de la Soberanía Alimentaria como apuesta estratégica pasa por garantizar que todos y todas tengamos acceso a una alimentación sana y saludable. Por eso, se pondrán en marcha mesas de contratación que faciliten el acceso al mercado de los productos locales y el consumo de los mismos por parte de la población. En esta línea, es necesario además abrir nuevos canales de comercialización como la venta directa o los circuitos cortos que ayudan a que nuestros agricultores y ganaderos puedan vivir del fruto de su trabajo.
Además, pondremos en marcha un Banco de Tierras impulsando la creación de una Agencia Estatal Pública de la Tierra y un Plan Especial de Uso Social de la Tierra en fincas públicas y privadas con el objetivo de facilitar el acceso de jóvenes y mujeres a las actividades agro - ganaderas, forestales y de conservación del patrimonio común, natural y paisajístico. También se pondrá en marcha la creación de un banco de semillas que garantice la conservación de nuestra biodiversidad, entre otras muchas medidas.
En cuanto a Rescate Ciudadano, medidas que pretendemos aplicar los primeros cien días de Gobierno, contemplamos la derogación de la Ley Montoro y un reparto justo y equilibrado de las cuotas pesqueras a través de una negociación democrática de las partes.
Estamos en un momento histórico de cambio y en este momento político las mujeres debemos tener un lugar protagonista, por tantos años de invisibilidad de nuestro trabajo en el Mundo Rural. Además, es importante no olvidar que sólo Podemos no va a conseguir dicho cambio por si sólo, pues Podemos no es más que una herramienta de empoderamiento popular y ciudadano, pero tiene que ser la ciudadanía en su conjunto la que apoye y quiera conseguir la consecución de todas estas medidas. Por tanto, el desborde democrático debe continuar el mundo rural. Tenemos una responsabilidad histórica con el mundo que pretendemos dejar atrás. Por lo que fueron somos, por lo que somos, serán.




                               IMAGINA.... UN MUNDO RURAL 



Por muchas evidencias que allá para el pesimismo, siempre nos quedará la imaginación, siempre podremos revivir el espíritu de John Lennon en aquella mítica, inolvidable canción Imagine.

Imaginad que para el próximo solsticio de invierno gana las elecciones o incide en el gobierno un partido transformador, como PODEMOS.
Imaginad que el nuevo Gobierno español, como ha tomado conciencia de la situación agónica del Mundo Rural, se pone manos a la obra y se implementa un plan específico, con políticas específicas para el Mundo Rural. Con tal fin se desempolva la Ley de Desarrollo Sostenible del Mundo Rural de 2007 y el R.D. de 2010 que la desarrolla.

Imaginad que en ese marco jurídico propicia un pacto de Estado para inyectar fondos en esos ámbitos rurales descuidados durante décadas y que se van ejecutando a través de 103 comarcas naturales ya establecidas por la ley en la UVI. Se buscan así mismo medidas fiscales compensatorias para esa discriminación positiva del medio rural. Como el doble empadronamiento; es decir que los urbanitas que pasan unos meses al año en sus pueblos, por jubilación o vacaciones, puedan reflejarlo en la declaración de la renta y que esa parte porcentual de estancia vayan a los ayuntamientos rurales correspondientes.

Imaginad que se apuesta por un sector agropecuario basado en la soberanía alimentaria, en los productos de proximidad, en los cultivos ecológicos y singulares, complementados por una eficiente industria de transformación de esos productos. Un sector libre de clientelismos, caciquismos y políticas neoliberales de globalización alienante; un sector donde se aplique la PAC impidiendo que los grandes terratenientes y los agricultores absentistas se lleven la mejor parte, una agricultura y ganadería para quien se dedique a ello de pleno y con conciencia.

Imaginad que el Estado y las demás instituciones entienden de verdad que el mundo rural es complejo y heterogéneo y se deciden a invertir en tecnologías avanzadas, en planes forestales, en industrias agroalimentarias para propiciar el empleo de los que quieren emprender, de los que quieren quedarse en el pueblo con las mismas facilidades que en el medio urbano, propiciando también las posibilidades de la mujeres.
Imaginad que hay inversiones compensatorias para poner los servicios al nivel de las ciudades; que se construyen ambulatorios y hospitales próximos, que hay escuelas cercanas para todos que se mejora la red de transportes. Y por fin los enfermos y lo escolares no tienen que hacer kilometradas para hacer uso de esos derechos constitucionales.

Imaginad que se apuesta por preservar y poner en valor el patrimonio: histórico-artístico, etnográfico y natural. Se fomentan empresas y servicios que exploten el potencial de esta riqueza que ha sido salvaguardada y cuidada por las instituciones para convertirla en reclamo turístico, gastronómico, ecológico y cultural.

Imaginad que el Estado y las instituciones promueven un repoblamiento sostenible de las tierras despobladas, como la comarca de Molina, como la Celtiberia entera (con menos densidad demográfica que Laponia: 7 hab./Km2). Del mismo modo que los reyes de la Edad Media promovieron fueros ahora debieran implementarse medidas y ayudas similares que fijen población autóctona, atraigan colonos y generen empleo.

Imaginad que hay una ordenación y explotación del territorio justa que se compensan los activos del medio rural: que pone su territorio para producir alimentos, agua, energía. Así el 1 % cultural -compensatorio de las obras del AVE, por ejemplo-, se reinvierte en los territorios que le abren el paso, así como la implementación de cánones por uso de infraestructuras de las que se benefician principalmente en las ciudades.
Imaginad, por fin, que nuestros pueblos están vivos, que la gente puede sobrevivir allí, disfrutando además de una gran calidad de vida.

Bien, ese sueño empieza ya, tomando conciencia de toda la problemática que propicia esa, ahora, proyección delirante. Porque para cambiar antes hay que soñar, diseñar, planificar. Eso hemos venido haciendo en el Círculo Sectorial Celtiberia-Mundo Rural desde que nacimos hace poco más de un año, recogiendo las luchas de mucha gente que había iniciado previamente la lucha transformadora en las plataformas ciudadanas (como la Otra Gudalajara) o en grupos como la Asociación de Amigos de la Celtiberia.


El camino es largo y nada fácil, pero tenemos fijado el rumbo y este Encuentro en el corazón de la Celtiberia es un paso más en esa singladura liberadora. Tendremos que convencer en primer lugar a nuestros propios dirigentes, a aquellos de la cúpula madrileña que no han considerado suficientemente relevante arropar sus círculos rurales, pero tenemos lo más importante, a esos mismos círculos, a las plataformas ciudadanas y, además, disponemos de una hoja de ruta, un programa y un sueño. Al menos podemos Imaginar. PODEMOS.